El pasado mes de diciembre la IUFRO organizó el simposio internacional de la IUFRO sobre la enfermedad del marchitamiento del pino («PWD2020»).

Este evento fue una oportunidad para debatir sobre el nematodo de la madera del pino y sus daños.

El nematodo de la madera del pino, Bursaphelenchus xylophilus, originario de Norteamérica, fue introducido accidentalmente en Asia, donde causa graves daños. Los daños presumiblemente debidos a la infección por el nematodo se produjeron en Japón en 1905, y luego el nematodo se detectó realmente unos años después. A continuación, el nematodo se detectó en China en 1982, en la isla de Taiwán en 1985 y en Corea en 1988. Se detectó por primera vez en Europa en 1999 cerca de Lisboa, en Portugal, y desde entonces se ha extendido a casi todo el país, incluida la isla portuguesa de Madeira en 2009, pero también se ha detectado en diferentes lugares de España y ha sido erradicado cada vez, desde 2008.

La comunidad científica estudia este nematodo patógeno invasor, su insecto vector (Monochamus spp.), la susceptibilidad de los pinos, así como los hongos y bacterias asociados. Esto requiere enfoques multidisciplinarios que reúnan a expertos en nematología, entomología, resistencia de los árboles, ecología, genética y modelización.

En la actualidad, el nematodo de la madera del pino sigue extendiéndose por todo el mundo. Por ejemplo, se han detectado nuevas infestaciones en España (y están siendo erradicadas) y sigue extendiéndose en China. Pero, al mismo tiempo, hay resultados alentadores: en Portugal, gracias a los esfuerzos de contención, no se encontró ningún nematodo de la madera del pino en la zona de amortiguación establecida a lo largo de la frontera con España, y la República de Corea informó de una disminución de la aparición del nematodo de la madera del pino y un éxito relativamente bueno en la contención de la propagación con un conjunto de medidas de control y vigilancia. Además, los daños causados por el marchitamiento del pino parecen cesar de forma natural en algunas localidades del noreste de Japón.

En el simposio también se destacó el papel de los puertos en el riesgo de introducción, la importancia del programa de mejora genética para proporcionar un conjunto de familias resistentes o tolerantes de Pinus pinaster, se presentaron las interacciones entre el nematodo, el insecto vector, los árboles hospedadores, los hongos y las bacterias y, por último, el perfeccionamiento de las herramientas de vigilancia (diseño de trampas y señuelos, vigilancia aérea con imágenes de satélite o de drones para detectar los árboles en declive) y la necesidad de formar a los trabajadores forestales para que apliquen las mejores prácticas.

Para evitar el establecimiento de la enfermedad del marchitamiento del pino, es esencial realizar una encuesta cuidadosa en los puntos calientes de entrada (es decir, puertos y aeropuertos) para detectar los signos de la presencia de insectos-vectores exóticos en los productos básicos y la detección temprana de árboles marchitos en las zonas forestales de coníferas circundantes. Una cuestión clave es romper la cadena antes de que sea demasiado tarde. La captura de escarabajos inmaduros infestados sería importante para evitar la transmisión del nematodo de la madera del pino, pero es necesario seguir investigando ya que, hasta ahora, no responden a los cebos disponibles. La posibilidad de que haya árboles asintomáticos (latentes) también parece muy importante para tener en cuenta el éxito de la gestión de los nematodos.

Se pueden encontrar más detalles e información en el sitio web de la IUFRO https://www.iufro.org/science/divisions/division-7/70000/70200/70210/activities/ y en el sitio web del simposio: https://symposium.inrae.fr/pwd2020/